
- ¡Alguna utilidad se le podrá dar!- dijo el ministro del interior, Alfredo Pérez Trubalcaba, siempre muy práctico- No parece violento, eso está claro. Es el mayor hallazgo científico de la historia y está enterrado de la vista de los humanos. Vamos a declararlo de utilidad pública.
A prtir de aquel día el coloso tuvo agenda oficial: un derrumbe, el rescate de unos mineros, el transporte de un trailer, arrastrar buques para ahorrar combustible... El hombre del martillo se hizo más famoso que Elvis. No tardamos en arrepentirnos.
(Á suivre)
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